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COVID Check-In: The Need for Linguistically and Culturally Appropriate Mental Health Services

Forum Director of Research Noreen Sugrue provides regular updates on the implications of the latest COVID-19 health data. This week, she looks into the lack of Latino representation in the mental health care space, and how it's compounding the pandemic's already severe impact on the Latino community.

By Noreen Sugrue, Director of Research

The need for mental health services for COVID patients and their family members is well documented. The disease’s impact on patients is often compounded by the stress of not knowing if they will be able to work and provide for their families, and the pain of not being able to visit or take care of loved ones, or of knowing that a loved one has died alone in the hospital.
Noreen Sugrue (@NoreenSugrue) | Twitter

These factors are lethally compounding COVID’s impact on an already anxious, stressed, and disproportionately affected Latino community.

Linguistically and culturally appropriate mental health services are crucial for Latinos and other communities to survive the pandemic. Yet the mental health services arena presents another inequity that COVID has exposed and exacerbated.

Among counselors and social workers, Latinos are underrepresented relative to their population. Only 11 percent of counselors and 12 percent of social workers are Latino. With respect to psychologists, only 6 percent are Latino. These numbers raise doubt about the ability of Latinos to receive linguistically and culturally appropriate mental health services.

The need for mental health services will continue to grow as the pandemic continues. Moreover, when we arrive at the “other side” of the pandemic, the death toll combined with the economic, housing, education, food-insecurity, and long-term physical-health setbacks will add to the mental health challenges and lead to an even greater need for these services.

Any plan for providing mental health services must include linguistically and culturally appropriate provision. The lack of Latino mental health care providers is yet another barrier standing in the way of a return to “normal life.”

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COVID Check-In: La necesidad de proporcionar servicios de salud mental lingüística y culturalmente adecuados

La Directora de Investigación del Forum, Noreen Sugrue, detalla, cada semana, las implicaciones políticas derivadas de los últimos datos sobre salud relacionados con la COVID-19. El texto de esta semana se centra en la ausencia de representación de latinos en la esfera de los cuidados de salud mental, y cómo esta carencia está agravando el impacto de la pandemia en esta comunidad.

Por Noreen Sugrue, Directora de Investigación

La necesidad de acceder a servicios de salud mental para pacientes de COVID y sus familias es un hecho contrastado. Los efectos que esta enfermedad tiene sobre los pacientes se ven agravados por el estrés que les produce no saber cuándo van a poder volver al trabajo y traer un salario a su hogar. Muchos de ellos también sufren los efectos de no poder visitar o cuidar a sus seres queridos, y en algunos casos, de saber que un ser querido ha fallecido sólo en el hospital.

Estos factores están agravando enormemente los efectos que la COVID está teniendo en una ya de por sí ansiosa, estresada y damnificada de manera desproporcionada comunidad latina.

Para que los latinos y otras comunidades sobrevivan a esta pandemia, es fundamental que tengan acceso a servicios de salud mental que sean lingüística y culturalmente adecuados. Sin embargo, la COVID ha evidenciado y exacerbado otra desigualdad en el área de los servicios de salud mental.

El número de terapeutas o trabajadores sociales latinos no refleja el porcentaje de latinos sobre el conjunto de la población. Tan sólo el 11 por ciento de terapeutas y el 12 por ciento de trabajadores sociales son latinos. En el caso de los psicólogos, sólo el 6 por ciento de ellos son latinos. Estos números ofrecen dudas de la capacidad de los latinos de recibir servicios de salud mental que sean lingüística y culturalmente adecuados.

La necesidad de acceder a servicios de salud mental continuará en ascenso en la medida en que la pandemia continúe expandiéndose. Más aún, cuando logremos superarla, el número de muertes, así como el coste sobre la economía, la vivienda, la educación, la inseguridad alimentaria, y el

estado físico y mental se sumarán a los problemas de salud mental y harán necesarios, más si cabe, este tipo de servicios.

Cualquier plan relativo a la prestación de servicios de salud mental debe incluir provisiones para que estos servicios ofrezcan de manera lingüística y culturalmente adecuada. La ausencia de proveedores de salud mental latinos es, no obstante, otro impedimento para que podamos volver a hacer “vida normal”.

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